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Mostrando entradas de agosto, 2017

El tiempo vuela. Time flies

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Juro que quería escribir por aquí y compartir todo lo vivido. El tiempo vuela y en esta semana me he sentido como una hoja en una corriente de aire que se mueve a su merced, sin mucho poder de decisión. Me habría gustado sentarme una horita diaria y trabajar en esto. Pero ha sido una semana de locura. Gas a tope y ya descansaremos otro día. Si tuviera que resumir la semana diría que ha sido apoteósica, culminando con la fiesta del fin del verano. A estas alturas, semana y media después, la memoria está un poco borrosa y juguetona. En líneas generales, la semana pasada pasó entre trabajo matinal en la granja y preparación vespertina para la fiesta del sábado. La fiesta de la cosecha, la fiesta del fin del verano. Parece que hasta el tiempo finés se toma en serio las leyes, si se dice que es fin de verano, es fin de verano a partir de ese mismo día y punto.  Ojo, que entre tantas preparaciones siempre tenemos tiempo de mojarnos los pies en la canoa, sudar la gota go

Primer contacto con el cole. First time at school.

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Madrugo más en un día libre que en uno laboral. Desayuno con ganas y con las legañas aún pegadas a los ojos acabo de traducir el post de ayer. Hecho esto, me cambio y bajo a por la bici. El día ha empezado. Nota mental. 35 kilómetros con esta bici no es lo mismo que 35 km con la mía. Vaya odisea. Una hora y 20 largos. Menos mal que el camino era muy fácil. Ir a Lempala y to tieso. Eso sí, muy bonito el recorrido, ojala pudiera hacerlo con mi bici, cómo la echo de menos.  Llego al cole sin perderme ni una vez y al segundo llegan Satu y Sebas que habían salido con la furgo un poquito después. Es hora de ver el cole. De momento sólo tocamos la parte de preescolar y primaria. Más que nada porque Satu tiene que recoger a los nenes. De momento me he aprendido el nombre de 4-5, que es mucho teniendo en cuenta que son ciento y la madre y muy parecidos. El cole por dentro me fascina. Tiene de todo, todo nuevo y en buen estado. Luminoso, con muchos cuadros, pint

¡Finnish boda!

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Ni de lejos me imaginaría que esta experiencia iba a tomar este camino.  Cuando dices que te vas a vivir a una granja en Finlandia, lo primero que le viene a muchos a la cabeza, "madre mía, este acaba emparejao con una oveja. Allí, a pasar penurias, aislado del mundo." Es comprensible este pensamiento, y desatinado, más que la meada de un borracho.  El viernes se presenta como un día más. En principio. Un poco de trabajo matinal, echamos una mano cogiendo algunas verduras, regando el invernadero (de donde sacan tomates que venden a 12 lereles el kilo) y preparando patatas para el cole donde trabajaré.  Un poco de descanso porque parece que a la noche toca ir a Tampere a ver qué se cuece. Hay concierto de Wiz Khalifa, obviamente no entraremos, no tenemos 120 € para ir a ver al paio este. Antes de salir echo una compra semanal en el Lidl. La gran mayoría de la pasta se evapora en rubias y fruta. ¡Hay que estar sano! El concierto tampoco supone nada del otro mun

Una semana. One week

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A veces una semana dura lo que una vida y otras lo que un parpadeo.  Me paro en seco, la hora de comer hace rato que ha pasado, un pensamiento acaba de estamparse en mi mente. ¿Te has percatado? Llevas aquí una semana.   Una semana, como el que dice 10 minutos. No hay mejor señal qu e ésta.  Entre ayer y hoy el percal no ha variado mucho. Estos días mejor tomárselos con más calma, que desde que he llegado aquí no he pisado el freno ni un día.  Ayer por la mañana echamos una mano a Ari con un cobertizo más enmarañado que el pelo de un rastafari. De ahí un buen plataco de comida y pastel. Dios, tengo que dejar de comer dulce, pero está tan bueno, ¿cómo decir que no? Por la tarde nos reunimos para aclarar algún asunto de nuestro trabajo en el cole y nos ordenan nuestra primera tarea. Preparar una introducción, iremos de clase en clase diciendo quiénes somos, qué hacemos aquí, etc.  Creo que la última vez que jugué un partido de fútbol no llegaba al metro cincuenta. Ya

Esta gente es muy española y no lo sabe aún

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El despertador, de momento, es un instrumento inútil.  Estoy deseando haber descansado lo suficiente para levantarme y poder comerme otro día. Esto es un no parar, como una piedra colina abajo, pero sin la hostia del final. O sí, está por ver.  No creo.  Hoy es martes y aquí el finde es de domingo a lunes, el sábado trabajamos con el mercadillo. Toca ponerse el mono y ayudar a Jarkko. Luca y yo nos ponemos manos a la obra quitando la parte de muro que queda en la casa que van a reformar. La plataforma es un flan, tan seguro como echarse un piti en la gasolinera. Pero me encanta esto de estar en las alturas quitando pared.  Hecho esto ya nos dedicamos básicamente a ver como el resto trabajan, vamos como a turnos, sin sudar mucho. La típica foto en la que uno curra y el resto mira, pues encarnada. Buena comida a las 12 y a la 1 vuelta al curro, un poco más de lo mismo y a las tres y media pa casa. Hoy no iba entrenar. Bueno, un paseo con bici, que para cu

Hoy he escrito los días anteriores.

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Pues ahora sí que estoy escribiendo al día. Tampoco había tenido internet antes en mi habitación, ha tenido que venir Sebatian para que nos lo pongan. Aunque tampoco lo echaba de menos, ni había preguntado, pero así mejor. Lo bueno de estar aquí es que no tienes que pegarte el madrugón para entrenar. A las 10 es buena hora para echar millas. Ya os podéis imaginar como empieza el día. Tirada decente, 17km, haciéndome con más sitios por los que hacer el cobarde. Me pierdo un poco por los bosques e incluso me paro en los avituallamientos. ¿Hay algo mejor que llegar de correr y parar a tomar café en las mesitas de madera del césped a la luz del sol? ¿Lo hay?  A lo mejor la ducha de después, y si fuera con sauna y cerveza sería ya la hostia, pero por la mañana va a ser que sauna, como que no.  Echo la mañana de xarreta con mi colega, el germano. Aún está espabilando, le lleva tiempo. Alguna foto con la cámara de nuestros aposentos. Preparamos algo de comer con la verdu

Primer paseo en bici, muy necesario

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¡Ya era hora de coger la maldita bici! Jaume decide ser mi guía. Pero sin muchas prisas, que vamos a disfrutar del paisaje. Así es, salimos en busca de caminos y carreteras tranquilas. Las vistas, pues podéis imaginar, y si no, pues mirad las fotos. Sería ofensivo para el paisaje ir rápido por aquí el primer día. Vamos alternando campos de cultivo, Vesilahti es una región bastante agrícola, con bosques, lagos y casas aisladas del mundo. Hoy el día pinta más tranquilo. Después del paseo en bici, con el que a lo tonto haremos unos 40km, que no está mal para la pachorra que llevábamos, me echo una siesta de campeones. Y como un campeón casi me duermo para acompañar a Salla (coordinadora de mi proyecto) a recoger a Sebastian, mi compañero de habitación alemán.  La primera impresión. Un tío que no tiene nada que ver con la foto que tiene en su perfil de Facebook, ha llovido mucho desde que no la actualiza. Un poco tímido y parece que desubicado. Un tío majo, aunque es s

Mercadillo, como en casa

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Sábado veraniego en Kurjen Tila quiere decir mercadillo. Pues eso, nos levantamos y nos ponemos manos a la obra para montar el mercadillo. No es por echarnos flores, pero lo dejamos todo divino de la muerte. Lo cierto, es un sitio súper agradable. Hace bueno, el sol calienta sin quemar, esa temperatura perfecta que arropa tu cara, la baña de luz y te deja extasiado. Pues más o menos así. Para mi sorpresa viene bastante gente y muy variada. Vendemos verduras y desayunos, café y pasteles hechos por los voluntarios. A la 1 comemos el arroz que ha preparado Luca para toda la comuna, sobresaliente. Así a lo tonto con lo que sobra del mercadillo nos cebamos, así que me tengo que ir a echarme una siesta, very typical Spanish. Hay que quemar, así que salgo a echar unos km con Jaume sabiendo que nos espera la sauna. Sin duda esta sauna supera a la anterior, con una birra todo mejora. Algo de música en la casa común, algo de papeo, bailecito por aquí y por allá y al sobre.

La vida

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Han pasado un par de días ya desde que llegué, exactamente cuatro y estoy aquí como si llevara toda la vida entre esta gente. Ya me he unido a ellos en sus actividades diarias, he echado una mano en la granja, cogiendo patatas. Para los que os preguntéis si aquí nos tienen esclavizados o algo, no, Ari, el granjero, es uno de los tíos más currantes que he visto en mi vida. Papas recolectadas, una comida todos juntos, denominación húngara y cojonuda. Por la tarde nos invitan a la inauguración de una nueva casa, café y pastelito incluido. Ya va siendo hora de entrenar un poco, ¿no? Unos kilometrajos que nunca están de más para ir haciéndome con la zona, sin montañas (¡cómo echo de menos una subida de agachar el lomo!), pero sin recrearme mucho que aún tengo que ir a comprar. Sí, aquí es todo caro, no tanto como en Noruega, pero caro, un rato. Además fui a comprar con la bici a lo verano azul. Llegar de la compra y a coger setas con Arthur y Luca ,con las que después Arthur hizo un

Pa Finlandia sin remordimiento

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¿11 meses currando en un cole Waldorf en Finlandia y viviendo en una ecogranja?  Llego a Elche después de unas vacaciones por Noruega. Día y medio, ver a quien hay que ver y madrugón. "A las 5 no está ni el Tato en el aeropuerto" Pues el Tato se ha llevado a la familia entera. A lo que mi madre, muy avispá ella, escucha a un azafato decir que la facturación de mi vuelo se hacía en una cola diferente porque cerraba en 10 minutos. Facturamos y a paso ligero al control de seguridad, última llamada a los pasajeros del vuelo con destino a Helsinki. No hay tiempo para decir adiós, no hay tiempo para sentir el vacío de la distancia que está a punto de crearse. Toca correr en chanclas por el aeropuerto. Sí me voy a Finlandia en chanclas, odio llevar zapatos en el avión.  Siestecita, un librito y ponte el cinturón que aterrizamos. Para variar no tengo batería en el móvil, por lo que me toca cargar el móvil en un Starbucks delante de la parada de bus. Muy previs