La vida

Han pasado un par de días ya desde que llegué, exactamente cuatro y estoy aquí como si llevara toda la vida entre esta gente.

Ya me he unido a ellos en sus actividades diarias, he echado una mano en la granja, cogiendo patatas. Para los que os preguntéis si aquí nos tienen esclavizados o algo, no, Ari, el granjero, es uno de los tíos más currantes que he visto en mi vida. Papas recolectadas, una comida todos juntos, denominación húngara y cojonuda. Por la tarde nos invitan a la inauguración de una nueva casa, café y pastelito incluido.

Ya va siendo hora de entrenar un poco, ¿no? Unos kilometrajos que nunca están de más para ir haciéndome con la zona, sin montañas (¡cómo echo de menos una subida de agachar el lomo!), pero sin recrearme mucho que aún tengo que ir a comprar. Sí, aquí es todo caro, no tanto como en Noruega, pero caro, un rato. Además fui a comprar con la bici a lo verano azul.

Llegar de la compra y a coger setas con Arthur y Luca ,con las que después Arthur hizo una crema riquísima.Creo que la seta de la foto no estaba pensada para comérnosla, pero peaso seta, ¿no?

 Algo de música y para la cama.
Good night.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Bye bye otoño/autumn/syksy

Nieve, frío y goce. Snow, cold and joy

Intialainen Legenda Viisaudesta ja Vallanhimosta. Semana de teatro.